Jeannette Muñoz

Jeannette Muñoz

Jeannette Muñoz es una cineasta chilena afincada en Zúrich. Sus envíos son una serie de mensajes dirigidos a cineastas, familiares y amigos, lanzados al correo en cajas de cartón y no siempre con el fin de ser proyectados; contienen momentos compartidos, miradas fugaces sobre el paisaje o pensamientos que un lugar o una luz determinada trae a Jeannette el recuerdo de una persona; cada plano dura lo que dura un parpadeo, o tanto como una abstracción. Un envío es “súbito, efímero, enigmático”. Es “mudo, corto, particular”. Es una “aventura”, “se vuelve un mundo”, es “inconcluso”, “sigue y sigue”.

Este diálogo silencioso entre la artista y sus destinatarios entronca con una tradición del cine de correspondencias, el diario íntimo y las meditaciones sobre la naturaleza, a la que Muñoz llega de forma intuitiva después de experimentar con la fotografía analógica. Ya en el cine trabaja el sentimiento del lugar y sus implicaciones históricas a partir de la textura y el movimiento en la línea de autores como Robert Beavers, Ute Aurand o Helga Fanderl, todos ellos, amigos receptores de varios de estos envíos en los que resuena también el cine de Margaret Tait, Babette Mangolte y Narcisa Hirsch.

En Villatalla, Jeannette camina por los bosques y callejones de una aldea italiana detenida en el tiempo. El sonido irrumpe por primera vez para sugerir la idea de que de pronto, todo lo que la rodeaba parecía hablar al mismo tiempo: los pájaros, las plantas, los insectos… en una suerte de trance anestesiante entre el hombre y la naturaleza.

Puchuncaví (donde las fiestas terminan) reúne fragmentos de un lugar transformado a lo largo de los siglos; antigua vía inca, pasó luego a manos de españoles y chilenos que la convirtieron en balneario (durante el gobierno de Allende), campo de concentración (durante la dictadura de Pinochet), y finalmente, zona industrial y de vacaciones. En cada uno de los bloques que conforman esta idea de último lugar al final del camino, Muñoz superpone las capas que entierran o desvelan todos los lugares de Puchuncaví.

Sin principio ni final, sus “películas-depósito” siguen ampliándose con nuevos fragmentos, como estratos que se van acumulando. “Tu cine es como una piedra sacada de la montaña”, le dijo a Jeannette Ute Aurand, una obra viva e inacabada que se resiste a encerrarse en un solo tiempo.

Andrea Franco, curadora del foco